lo lamento pero usted
va a tener que acompañarme
los datos vas a cantarme
Mientras cierros tus esposas
por que aquí no hay otra cosa
que un pobre con un gendarme
yo no lo entiendo oficial
por que debe de encerrarme
no podría usted dejarme
tranquilo con la basura
si esto no es la dictadura
pero mi´ hija muere de hambre
no te pases del discurso
y mejor cerra la boca
deci que ahora te toca
con suerte de la ocasión
oficial con vocación
que una piña no te emboca
en la fuerza policial
vocación es lo que falta
de Malvinas hasta Salta
se contentan con el pobre
que no tiene un solo cobre
pero sirve para el alta
sienta usted que se equivoca
negrito tan atrevido
escuche bien lo que digo
y no cometa un atropello
ningun pobre pa mi es bello
mas bien es un enemigo
ahí lo tienen al botón
tan inhábil como opa
que lleva al de poca ropa
tan gordo como asqueroso
con ese disfráz de oso
vende toda la falopa
se acabó ya mi paciencia
usted se queda guardado
voy a poner a su lado
al peor de los rufianes
a don Braulio Cachimane
el preso mas peligroso
Haga usted lo que le plazca
Asqueroso polizón
Me comeré el palizón
Mirando por la rendija
Pero dígale a mi hija
del coraje de su padre
Rodrigo Mundini
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jueves, 31 de diciembre de 2009
NO TE VAYAS (rodrigo mundini) -Cuento-
“No te vayas” era un pequeño pueblo provincial fundado por un grupo de hombres y mujeres que decidieron emigrar de grandes ciudades por que no les convencían los contactos esporádicos con otras personas, ni caminar apurados, ni las bocinas, ni el olor a humedad mezclada con cemento en las tardes calurosas y mucho menos la certeza de que resultaba cruzarse dos veces con el mismo hombre o mujer resultaba una de las empresas mas difíciles
El poblado tenía la particularidad de estar habitado por personas extremadamente afectivas y tristes que habían perdido, en alguna oportunidad algún ser querido, por lo que, desde la comisión directiva habían decidido levantar viviendas en coordenadas geográficas que la muerte aún no conociera y por lo tanto, la expectativa de vida de los pobladores ascendería aproximadamente a unos ciento ochenta y siete años aproximadamente, todo dependía de la destreza de ésta para encontrarlos.
Tambien poblaban el lugar personas que, aunque no fue la muerte quien se llevó su ser querido, tampoco supieron mas nada de él (o ella) entonces sentían la perdida de una forma similar.
Sumergidos entonces en un inhóspito rincón serrano, desde la oficina de obras públicas habían decidido hacer solamente calle, la misma tuvo la forma de espiral inspirados en la silueta que presenta el repelente para mosquitos (algunos solemos decirle Raid). Dicha calle tenía una sola mano, es decir, que estaba premeditadamente construida de tal forma para que nadie pudiera salir del lugar y por ende, los pobladores originarios se garantizaban no volver a extrañar a nadie por que nadie encontraría el camino de regreso. La calle la llamaron “gracias por venir”
Además, desde el cartel de entrada al pueblo, que rezaba: “Bienvenido, usted esta entrando a su casa”, hasta la plaza principal que fue construida al final del espiral, habían dispuesto tablones donde se obsequiaban constantemente los mas ricos manjares, carnes, frutas, verduras, quesos, dulces, vinos, cervezas y licores artesanales, panes y postres
La recibida era para todos iguales, los habitantes son personas que se encariñan muy rápido y solo les bastaba un beso, un abrazo o un saludo para que no se olvidaran jamás de uno. Entonces ellos esperaban con el mismo cariño a hombres, mujeres, niños, niñas, mochileros, camioneros, viajantes de negocios, gente de todas las edades, religiones, preferencias sexuales o color de piel.
No se conocen muchas novedades, aún, sobre el crecimiento poblacional de este lugar ni tampoco datos de relevamientos en el lugar, debido a que casi nadie de los que ha ido quiso (y de quererlo quizás no ha podido) regresar.
Solo una mujer, quien me contó esta historia en la última y oscura mesa de un bar, afirma haber encontrado una salida y se burla de las personas tristes y afectivas que hicieron todo por hacerla sentir con ganas de no irse nunca. Yo no sabía si creerle o no, hasta que confesó, antes de terminar su tercer vaso de wisky, que todavía no puede borrar de su memoria el último cartel que leyó en el camino de vuelta: “Púdrete traidora”.
El poblado tenía la particularidad de estar habitado por personas extremadamente afectivas y tristes que habían perdido, en alguna oportunidad algún ser querido, por lo que, desde la comisión directiva habían decidido levantar viviendas en coordenadas geográficas que la muerte aún no conociera y por lo tanto, la expectativa de vida de los pobladores ascendería aproximadamente a unos ciento ochenta y siete años aproximadamente, todo dependía de la destreza de ésta para encontrarlos.
Tambien poblaban el lugar personas que, aunque no fue la muerte quien se llevó su ser querido, tampoco supieron mas nada de él (o ella) entonces sentían la perdida de una forma similar.
Sumergidos entonces en un inhóspito rincón serrano, desde la oficina de obras públicas habían decidido hacer solamente calle, la misma tuvo la forma de espiral inspirados en la silueta que presenta el repelente para mosquitos (algunos solemos decirle Raid). Dicha calle tenía una sola mano, es decir, que estaba premeditadamente construida de tal forma para que nadie pudiera salir del lugar y por ende, los pobladores originarios se garantizaban no volver a extrañar a nadie por que nadie encontraría el camino de regreso. La calle la llamaron “gracias por venir”
Además, desde el cartel de entrada al pueblo, que rezaba: “Bienvenido, usted esta entrando a su casa”, hasta la plaza principal que fue construida al final del espiral, habían dispuesto tablones donde se obsequiaban constantemente los mas ricos manjares, carnes, frutas, verduras, quesos, dulces, vinos, cervezas y licores artesanales, panes y postres
La recibida era para todos iguales, los habitantes son personas que se encariñan muy rápido y solo les bastaba un beso, un abrazo o un saludo para que no se olvidaran jamás de uno. Entonces ellos esperaban con el mismo cariño a hombres, mujeres, niños, niñas, mochileros, camioneros, viajantes de negocios, gente de todas las edades, religiones, preferencias sexuales o color de piel.
No se conocen muchas novedades, aún, sobre el crecimiento poblacional de este lugar ni tampoco datos de relevamientos en el lugar, debido a que casi nadie de los que ha ido quiso (y de quererlo quizás no ha podido) regresar.
Solo una mujer, quien me contó esta historia en la última y oscura mesa de un bar, afirma haber encontrado una salida y se burla de las personas tristes y afectivas que hicieron todo por hacerla sentir con ganas de no irse nunca. Yo no sabía si creerle o no, hasta que confesó, antes de terminar su tercer vaso de wisky, que todavía no puede borrar de su memoria el último cartel que leyó en el camino de vuelta: “Púdrete traidora”.
FALTA (rodrigo mundini)
a las dos copas de vino tinto
les falta un borracho
al dibujo que hago en el arbol
le falta tu nombre
al cafe dulce del desayuno
le falta la charla
y la flor que corté del rosal
me falta regalarla
a las penas que se lleva el mar
me falta soltarlas
al beso que enciende el ritual
me falta encontrarlo
a la luna que rompe el cristal
me falta atraparla
y al poeta que camina solo
le faltan palabras.
Rodrigo Mundini
les falta un borracho
al dibujo que hago en el arbol
le falta tu nombre
al cafe dulce del desayuno
le falta la charla
y la flor que corté del rosal
me falta regalarla
a las penas que se lleva el mar
me falta soltarlas
al beso que enciende el ritual
me falta encontrarlo
a la luna que rompe el cristal
me falta atraparla
y al poeta que camina solo
le faltan palabras.
Rodrigo Mundini
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